En la semana mundial de la lactancia materna, cuyo lema es “impulsemos la lactancia materna: apoyando y educando”, UNICEF, hace un llamado a gobiernos, donantes, sociedad civil y sector privado para que redoblen sus esfuerzos para proteger, promover y apoyar esta práctica en las familias.
Crisis como las del COVID-19, la migración o los efectos del cambio climático han aumentado los riesgos de inseguridad alimentaria de la población, la lactancia materna es la mejor opción en esos casos para garantizar la alimentación de bebés y niños pequeños, pues ofrece las primeras defensas contra enfermedades y todas las formas de malnutrición, incluyendo la desnutrición.
En todos los casos, la lactancia materna es una fuente de alimentación irremplazable, actúa como primera vacuna, favorece el desarrollo físico y mental, es amigable con el medio ambiente y fortalece la relación de bebés, madres y familias.
Sin embargo, factores como el estrés, el agotamiento físico, la ausencia de espacios seguros y de tiempos en el trabajo, la estigmatización por el amamantamiento en público, la carga de tareas del hogar, entre otras, dificultan a las madres practicar la lactancia materna.
Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN 2015), en Colombia, 7 de cada 10 recién nacidos iniciaron la lactancia materna en la primera hora de vida y 1 de cada 3 menores de 6 meses fue alimentado solo con leche materna, frente a la meta internacional del 50% fijada por la OMS para el 2025.
Es por esta razón, que se hace fundamental proteger, promover y apoyar la lactancia materna, no solo porque al ser el primer sistema alimentario natural y sostenible del bebé protegemos nuestro planeta, sino también porque promovemos la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de millones de lactantes.
Los esfuerzos prioritarios deben estar en:
- Establecer políticas favorables a la familia que proporcionen a las madres el tiempo, el espacio y la ayuda que necesitan para amamantar.
- Dar prioridad a la inversión en políticas y programas de apoyo a la lactancia materna, tanto en entornos frágiles y de inseguridad alimentaria como en aquellos donde las condiciones de vida dificultan a las madres realizar esta práctica.
- Dotar a los trabajadores de la salud y la nutrición, que realizan su labor en los centros de salud y en las comunidades, de las competencias necesarias para proporcionar un asesoramiento de calidad y un apoyo práctico a las madres que les permita amamantar a sus hijos de forma adecuada.
- Proteger e informar, a los cuidadores y trabajadores de la salud, de la influencia del mercadeo de la industria de alimentos infantiles, mediante la aprobación y aplicación plena del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
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