Gobernación del Atlántico siembra 200.000 alevinos de bocachico, en el Embalse del Guájaro

La meta de este 2024, es ingresar 500.000 alevinos a los cuerpos de agua del departamento del Atlántico.

 

En un esfuerzo por proteger y repoblar al bocachico, especie nativa en peligro de extinción, la Secretaría de Desarrollo Económico del Atlántico sembró 200.000 alevinos en el Embalse del Guájaro. Esta iniciativa busca recuperar la población del pez, afectada por la sobrepesca y la deforestación, y garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades locales que dependen de su pesca. El objetivo es alcanzar los 500.000 alevinos sembrados para finales de 2024, una medida que está alineada con el Eje de Sostenibilidad del plan de desarrollo “Atlántico para el Mundo” 2024-2027.

La población del bocachico ha disminuido drásticamente en los últimos años, afectando a los pescadores del embalse que solían vivir de la captura de este pez de escamas plateadas. Las autoridades buscan contrarrestar esta tendencia con la siembra masiva de alevinos, esperando restaurar el equilibrio ecológico y fomentar una pesca artesanal sostenible. Humberto Oñoro, subsecretario de Gestión Agropecuaria del Atlántico, señaló que esta acción beneficiará directamente a 200 familias de pescadores, que verán mejoradas sus condiciones económicas y alimentarias.

Por su parte, los pescadores locales expresan su esperanza y agradecimiento. Rafael Ocampo, representante de la Asociación de Pescadores y Agricultores de Manatí, destacó la importancia de esta siembra para su comunidad, señalando que el bocachico es clave tanto por su valor económico como por su sabor, único en la región. Aun así, hizo un llamado a que se refuercen los controles contra la pesca ilegal, para evitar que se siga afectando la repoblación de la especie.

Este esfuerzo de la Gobernación del Atlántico forma parte de una estrategia integral de sostenibilidad ambiental y social. Emilio Navarro, de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), resaltó que se debe continuar trabajando en la conservación del ecosistema del embalse, no solo para proteger al bocachico, sino para preservar la diversidad de peces de la región, fundamental para el bienestar de las comunidades ribereñas del Magdalena.