Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar en el Centro San Camilo, ubicado en el barrio La Paz, donde la soberana compartió con los abuelitos, sirviéndoles la merienda y organizando una fiesta llena de música y baile, transformando el espacio en un adelanto del Carnaval. Junto a voluntarias de la fundación, Tatiana contagió de entusiasmo a los presentes, dejando una atmósfera de felicidad y gratitud.
El espíritu navideño también brilló en el Gran Malecón del Río, durante una novena liderada por la primera dama, Katia Nule. Allí, cientos de niños rezaron, bailaron y recibieron regalos en un entorno que celebraba la unión familiar.
Asimismo, los barrios El Pueblito y Los Ángeles fueron protagonistas de momentos llenos de magia, donde la reina entregó juguetes y mercados a niños y madres comunitarias. Entre villancicos y muestras culturales, como el conmovedor acróstico preparado por las niñas de la Fundación Cultural Ancestros en el barrio Villa Flor, el mensaje de Tatiana resonó con fuerza: llevar alegría y esperanza a todos los rincones de la ciudad.
Con este recorrido y su carisma inigualable, Tatiana Angulo demostró que la Navidad no solo es un tiempo de celebración, sino también de compartir y sembrar felicidad entre quienes más lo necesitan.
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