Con sabor a alegría, tradición y conciencia ambiental, la cocina vuelve a ser protagonista en Barranquilla.
Del 21 al 24 de agosto, la ciudad será sede de los 18 años de Sabor Barranquilla, la feria gastronómica más importante de Colombia, que este año rendirá homenaje al millo, símbolo de los sabores ancestrales del Caribe y “cura para el alma”, como lo han llamado los organizadores.
En esta versión, la cocina no solo será disfrute y sazón, sino también reflexión. La presidenta de la feria, Patricia Maestre, anunció que el enfoque para este 2025 será promover una conversación sobre el impacto real de lo que comemos: la conexión con la tierra, el respeto por quienes cultivan y cocinan, y el rol de la cocina en la protección de la biodiversidad.
“Tenemos varias innovaciones, especialmente en la sección de restaurantes, donde garantizamos una diversidad de sabores como somos en el Caribe. Esperamos más de 25 mil asistentes y una muestra comercial completa”, afirmó Maestre.
Más de 50 invitados especiales, entre chefs, académicos y expertos nacionales e internacionales, participarán en 53 muestras gastronómicas, 11 charlas, un conversatorio y actividades enfocadas en el rescate cultural y culinario del Caribe.
Innovaciones 2025: cocina con identidad y territorio
Uno de los grandes atractivos será el nuevo modelo de exhibición de restaurantes, que mostrará una curaduría diversa de propuestas representativas del Caribe colombiano. Estarán presentes reconocidos nombres como Zaitún, Kinto Elemento, Bendito Burrito, Di Silvio, Varadero, Pepe Anca, Topping Burger, La Matriarca, Taypa, entre otros.
Además, participarán restaurantes de Barranquilla, Riohacha y Valledupar, siendo esta última la ciudad invitada en esta edición de Sabor Barranquilla.
El millo: protagonista del sabor y la historia
El millo, cereal de origen ancestral traído por los españoles en la época de la conquista y cultivado hoy en varios municipios del Atlántico, será el gran protagonista de esta edición. Su versatilidad y presencia en la memoria colectiva lo convierten en símbolo del rescate cultural que promueve la feria.
“El millo hace parte de mi memoria y de muchas familias que crecimos con él. Aprendimos a cocinarlo de muchas formas”, expresó Sebastiana Eduarda Madera, matrona del municipio de Piojó y defensora de las semillas nativas.
Este cereal no solo estará en los platos de los chefs, sino también en los diálogos sobre la tierra, la identidad y el futuro de la cocina como expresión de sostenibilidad y resistencia.
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