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martes, 23 de diciembre de 2025

Lo que debes de saber del Infarto y el ACV, para salvar una vida


Especialistas advierten que reconocer los síntomas y actuar de inmediato marca la diferencia entre la vida, la muerte y la discapacidad permanente.

El infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV) siguen siendo dos de las principales amenazas para la salud a nivel mundial. Mientras el infarto es la primera causa de mortalidad, el ACV se posiciona como la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad, una realidad que obliga a poner el foco en la detección temprana y la atención oportuna.

Síntomas que no se pueden ignorar

De acuerdo con Milena Araque, Líder de  ACV de la Clínica La Misericordia Internacional, en el caso del infarto los signos suelen ser claros: dolor precordial opresivo, sensación de quemazón que se irradia al brazo izquierdo y, en algunos pacientes, dolor en el epigastrio que puede confundirse con molestias gastrointestinales. A esto se suman factores de riesgo como diabetes, hipertensión, colesterol elevado y obesidad, que convierten a estos pacientes en casos de alta prioridad que requieren intervención inmediata.

La ventana de oro en el infarto

Araque enfatiza que las primeras seis horas desde el inicio de los síntomas son determinantes. En este lapso, el paciente debe acudir a urgencias para la realización de un electrocardiograma que permita confirmar si está cursando un evento coronario. Una vez identificado, se procede al cateterismo cardíaco, procedimiento mediante el cual se evalúan las arterias del corazón para identificar la obstrucción y restablecer el flujo sanguíneo en el menor tiempo posible.

ACV: actuar rápido para evitar secuelas

En el accidente cerebrovascular, la ventana de atención es aún más corta: apenas 4.5 horas. A nivel nacional se promueve la sigla CORRE, que alerta sobre síntomas como cara torcida, pérdida de fuerza en extremidades y dificultad para hablar. “Con uno solo de estos signos es suficiente para acudir de inmediato a urgencias”, señala la directora del Programa Cardiovascular, quien insiste en la importancia de una tomografía inmediata para definir si se trata de un ACV isquémico o hemorrágico y aplicar el tratamiento adecuado.

Experiencia clínica y atención integral

La Clínica La Misericordia se consolida como un referente en la atención de estas patologías. La institución atiende alrededor de 250 pacientes al año con ACV isquémicos, hemorrágicos y alteraciones vasculares cerebrales, además de entre 50 y 60 pacientes con síndrome coronario, incluidos casos de falla cardíaca. Para Milena Araque, este trabajo integral que involucra neurología, neurointervencionismo, cuidado neurocrítico y rehabilitación, demuestra que el tiempo, la tecnología y el talento humano especializado son claves para salvar vidas y reducir la discapacidad.

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