Gracias a una estrategia articulada entre distintas secretarías, entidades aliadas y la comunidad, Barranquilla avanza en la reforestación urbana, recuperación de ecosistemas estratégicos, creación de huertas urbanas, y parques productivos, así como en la educación ambiental para fomentar una ciudadanía más consciente y activa frente a los desafíos del cambio climático.
Una ciudad que florece: árboles, huertas y espacio público
Entre los logros más representativos de esta transformación ambiental están la siembra de más de 150.000 árboles, la creación de 5 parques productivos en barrios como La Paz, Gardenias, Lipaya, Juan Mina y Villa San Pablo, y 200 huertas caseras que han fortalecido la seguridad alimentaria, el reciclaje y la conexión con la naturaleza en zonas urbanas.
Las huertas urbanas cumplen múltiples funciones:
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Reducen la huella de carbono, al minimizar el transporte de alimentos.
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Mejoran la calidad del aire y la salud ambiental.
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Promueven el compostaje y el uso responsable de residuos orgánicos.
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Favorecen la biodiversidad urbana, al atraer polinizadores como abejas y mariposas.
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Son espacios pedagógicos que fortalecen la conciencia ecológica y la educación ambiental.
Asimismo, se han intervenido 36 puntos críticos de basuras en la ciudad, convirtiéndolos en zonas limpias, verdes y seguras. Estas acciones han sido apoyadas por el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS), que prioriza la educación ciudadana, la separación en la fuente y la responsabilidad compartida en el manejo de los residuos.
Guardaparques y pedagogía ambiental
Un equipo comprometido de guardaparques se encarga de mantener y cuidar las zonas verdes urbanas, con labores de riego, poda, control de plagas sostenibles y protección de la fauna silvestre urbana como aves e iguanas. Además, estos guardianes verdes cumplen una función pedagógica esencial, sensibilizando a niños, jóvenes y adultos sobre la importancia del respeto por la biodiversidad en el entorno urbano.
Gran Malecón: ícono de sostenibilidad
El Gran Malecón, uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad, fue certificado en 2023 como destino de turismo sostenible, bajo la norma NTS TS 001-1. Esta distinción reconoce las prácticas ambientales responsables que allí se desarrollan:
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Jornadas de limpieza de cuerpos de agua
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Control de especies invasoras
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Promoción del avistamiento de aves
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Educación ambiental para turistas y residentes
Este logro ha sido posible gracias al trabajo conjunto entre la Alcaldía, EPA Barranquilla Verde, la Armada Nacional, Triple A y organizaciones como Siembra Más.
Ciénaga de Mallorquín: renacer de un ecosistema
El Ecoparque Ciénaga de Mallorquín representa una apuesta contundente por la restauración ecológica, con un enfoque que integra la reforestación de manglares, el mejoramiento de la calidad del agua mediante ficorremediación, y el impulso al turismo de naturaleza y comunitario. En este ecosistema conviven más de 177 especies de aves, además de peces y flora nativa que están siendo protegidos y visibilizados a través de programas de interpretación ambiental y educación local.
EPA Barranquilla Verde: autoridad ambiental con impacto
La entidad ambiental del Distrito ha desarrollado campañas clave para:
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Incentivar la siembra en predios privados con especies ornamentales y nativas.
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Controlar el tráfico ilegal de fauna y flora, mediante operativos en conjunto con la Policía Nacional.
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Promover la educación ambiental con programas en colegios, comunidades y empresas.
Gracias a estos esfuerzos, Barranquilla se consolida como modelo de desarrollo verde en el Caribe colombiano, un ejemplo de cómo las ciudades pueden responder de forma local a desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
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