La propuesta incluyó diseños como Aves, inspirado en el vuelo sobre el río Magdalena; Fuego, homenaje a los diablos arlequines; Caimán, tributo a la leyenda viva del río; Magdalena, vestido que fluye como sus aguas, y Caribe, elaborado con más de 3.500 monedas de nácar. También destacaron Solsticio, Cumbia, Garabato, Mapalé y Congo, cada uno evocando la riqueza cultural de la ciudad y la esencia del Carnaval.
La iniciativa, liderada por la primera dama Katia Nule y la Gerencia de Proyectos Especiales de la Alcaldía Distrital a cargo de Madelaine Certain, hace parte del programa Barranquilla es Moda, que busca posicionar la ciudad en escenarios globales. “La participación de Barranquilla en un escenario de talla mundial como el New York Fashion Week demuestra nuestro potencial creativo y cultural, además de proyectarnos internacionalmente como un destino de turismo y talento”, afirmó Certain.
La pasarela contó con la participación especial de la reina del Carnaval 2026, Michelle Char, quien debutó como modelo internacional representando la tradición y la identidad barranquillera. Su presencia como embajadora del Carnaval ante el mundo reafirmó la conexión entre el patrimonio cultural y la moda de vanguardia. “Cerrar el show con uno de los vestidos más icónicos de la colección fue un honor y un orgullo inmenso”, aseguró la soberana.
El equipo estuvo conformado en su totalidad por talento barranquillero: las modelos Angie Gómez y Valentina Abisambra compartieron escenario con reconocidas figuras internacionales, el fotógrafo Francisco Gallo capturó cada detalle del desfile, y la experta en moda Juliana Trujillo se encargó del styling. Además, la diseñadora Flor Chaparro, creadora de la marca Efecé, aportó calzado exclusivo hecho a mano para complementar la colección.
Con esta participación, Barranquilla no solo se tomó Nueva York, también reafirmó su compromiso con las industrias culturales y creativas como motor de desarrollo económico, social e identitario. Esta iniciativa se enmarca en la estrategia de internacionalización cultural de la ciudad, postulada ante la UNESCO como Ciudad Creativa en Artesanía y Artes Populares.
Así, entre flashes, aplausos y reconocimiento mundial, Barranquilla dejó claro que, si Nueva York es la ciudad que nunca duerme, la capital del Atlántico es la ciudad que jamás se olvida.
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