“Combatir la desnutrición infantil no solo garantiza crecimiento y desarrollo adecuados, también protege la salud cardiovascular a futuro. Una nutrición deficiente en los primeros años de vida aumenta el riesgo de hipertensión, diabetes y problemas cardíacos en la adultez”, explica Claudia Angarita, directora del CECNI, Centro Colombiano de Nutrición Integral.
En ese sentido, la proteína del pollo se presenta como un alimento estratégico: accesible, versátil, bajo en grasas saturadas y rico en nutrientes como hierro, zinc y vitaminas del complejo B, indispensables para el desarrollo del sistema nervioso y la salud cardiovascular. De acuerdo con la Cleveland Clinic, una dieta basada en proteínas magras como pollo y pescado, acompañada de frutas, verduras y granos integrales, contribuye a mantener controlados los niveles de colesterol y presión arterial, factores clave en la prevención de enfermedades del corazón.
Por ello, la prevención no solo depende de lo que consumen los adultos hoy, sino de lo que comen los niños en sus primeros años, etapa crítica para reducir la posibilidad de que se conviertan en pacientes cardíacos en el futuro. Consciente de esta realidad, Fenavi impulsa el programa Pollos Shares, una iniciativa que lleva proteína de pollo a poblaciones vulnerables en Colombia. Su objetivo es claro: combatir la desnutrición infantil y prevenir enfermedades asociadas a la carencia de nutrientes, entre ellas los trastornos cardiovasculares.
En este Día Mundial del Corazón, la reflexión es contundente: alimentar bien a las madres gestantes y a los niños es también una forma de cuidar los corazones del mañana.
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